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Las contradicciones del ambientalismo juvenil

Por Guido Osorio

Los jóvenes se han posicionado como la generación que lucha contra el cambio climático y que se preocupa por la sustentabilidad. En efecto, cuando se comparan las principales preocupaciones de los chilenos de todas las edades con las de millennials y centennials, hay grandes diferencias. Mientras el cambio climático es uno de los problemas más mencionados por estas generaciones, no es una prioridad para las demás.

Un ejemplo es la adopción en una mayor proporción de dietas vegetarianas y veganas, las cuales tienen un menor impacto medioambiental que las basadas en carnes rojas. Alguien que se vuelve vegetariano reduce su huella de carbono en aproximadamente un 30%. Según un estudio de Criteria, la mayoría de las personas que han adoptado estas dietas en Chile al 2022 son menores de 30. Parece haber evidencia de un esfuerzo de los más jóvenes por proteger el medioambiente. Sin embargo, los patrones de consumo dicen otra cosa.

Si bien hoy se compra un 60% más de ropa que hace 15 años, son los centennials quienes más consumen. En el Reino Unido, un 64% de las personas entre 16 y 19 años admiten haber comprado ropa que nunca usaron, comparado con un 44% del total. En la misma encuesta, un 70% de los centennials considera que la sustentabilidad es un factor importante al decidir qué ropa comprar: vaya contradicción. Desafortunadamente, la situación en Chile no es mejor. De hecho, el consumo promedio de ropa en Chile es mayor que en el Reino Unido.

El problema no solo se limita a la moda. A pesar de que hoy en día personas de todas las edades utilizan a diario teléfonos y computadores, no es un misterio que son las más jóvenes las que pasan más tiempo en las redes sociales. Estas redes requieren de grandes servidores “en la nube” para procesar toda la información que manejan. Y grandes servidores vienen con grandes costos energéticos. Ver una hora de videos al día por un año en estas plataformas consume más electricidad que dos refrigeradores a lo largo del mismo año.

Desde luego, los data centers no solo procesan videos. También dan soporte a toda la infraestructura que nos permite desde enviar correos hasta usar los modelos grandes de lenguaje como ChatGPT. Cada 5 a 50 solicitudes, ChatGPT consume hasta medio litro de agua para mantener la temperatura de sus procesadores. Toda actividad humana implica algún tipo de impacto medioambiental, por lo que si nos preocupa el medioambiente, es importante que ese uso intensivo de recursos no sea destinado a procesos ineficientes.

Lo que nos lleva a las criptomonedas. Se estima que el uso de energía de Bitcoin y Ethereum genera una huella de carbono 100 veces más grande que la de Visa, Mastercard y American Express combinadas, a pesar de que procesan una fracción relativamente minúscula de transacciones. ¿Y quiénes son los mayores compradores de criptomonedas? 94% del total son millennials y centennials.

¿Qué puede estar detrás de las diferencias entre los discursos y los hechos? Puede que se trate de un problema de información incompleta y de racionalidad limitada. Es enteramente posible que a los más jóvenes les interese proteger el medioambiente pero no estén al tanto del impacto real de sus acciones en la huella de carbono. Con todo, parte de esta inconsistencia tal vez simplemente responde a una falta de compromiso: muchas palabras, poca acción. No por nada los menores de 35 años reciclan menos que los mayores.

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