A continuación la entrevista realizada por Contrafactual a Alexey Makarin, economista ruso que ha dedicado parte importante de su investigación a entender los efectos económicos de las guerras. En esta entrevista Makarin nos habla de su aprendizaje y cómo éste se aplica a lo que está sucediendo hoy entre Rusia y Ucrania.
– Intuitivamente es posible pensar que shocks como una guerra, además de su tragedia humana, implican pérdidas económicas significativas. ¿Es esto siempre así? ¿Qué otros tipos de efectos económicos puede traer una guerra?
Para las guerras y los conflictos, absolutamente, siempre es así. Además, las pérdidas económicas son multidimensionales y multifacéticas. Si piensas en la guerra actual entre Rusia y Ucrania (palabras que desearía no haber tenido que decir nunca), no solo conduce a miles de pérdidas humanas irremplazables. Hay muchos otros costos, algunos triviales y otros más indirectos. Muchas plantas han dejado de funcionar. Los edificios están siendo destruidos o dañados. El miedo a la incertidumbre está paralizando todo el país. Los contratos se vuelven difíciles de formar y respetar. La gente huye de sus ciudades natales. Los estudiantes no van a la escuela, lo que hace mella en la productividad de las generaciones futuras. Y, quizás aún más sutil, las guerras conllevan una carga sustancial para la salud mental. Algunos de estos costos son inmediatos, pero no hay duda de que todos ellos se mostrarán en algún minuto.
– ¿Pero podrían haber ganadores?
También podría haber ganadores. Por ejemplo, algunas empresas en áreas menos afectadas -en el caso de los acontecimientos actuales, tal vez en el oeste de Ucrania- ahora pueden recibir más contratos. Pero incluso esas empresas probablemente habrían estado mejor sin la guerra. Tal vez, algunas empresas en otros países pueden beneficiarse más claramente si su competidor ucraniano afectado por la guerra sale del mercado. En nuestra investigación sobre las consecuencias económicas del conflicto Rusia-Ucrania de 2014, encontramos resultados que están en línea con esta lógica. Las empresas que de repente se encontraron relativamente más centrales en la nueva red de producción después de los acontecimientos en Crimea y Donbas, ganaron en términos de sus ventas e incluso ganancias. Pero a pesar de que estas empresas se benefician del reajuste de la red, todavía pierden en el neto debido a la caída general de la economía.
– ¿Cuál es el papel de las relaciones sociales o la cultura en los efectos económicos de las guerras?
La dimensión social también es crucial. Las guerras naturalmente elevan los niveles de odio y hostilidad entre grupos. Los grupos en conflicto, ya sean nacionalidades o etnias, se vuelven menos inclinados a interactuar entre sí. La confianza entre estos grupos también se desploma. En el contexto de las tensiones entre Rusia y Ucrania, parte de esto ya tuvo lugar después de la anexión de Crimea en 2014. Algunos consumidores ucranianos llegaron incluso a construir una aplicación para teléfonos inteligentes para identificar los productos rusos en función de su código de barras. En nuestra investigación también mostramos que la ruptura de la confianza entre ucranianos y rusos después de los acontecimientos de 2014, condujo a una disminución del comercio intergrupal incluso en áreas no afectadas por la violencia. Por lo tanto, los efectos culturales son muy importantes para la economía durante las guerras, y a veces de manera sutil.
– ¿Pueden las redes sociales hacer que esos efectos sean más débiles o más fuertes?
Esto es difícil de decir. Las guerras transmitidas en las redes sociales son un territorio inexplorado. Por un lado, ahora hay cientos de videos disponibles en línea de soldados rusos y ucranianos matándose entre sí y, más en general, de contenido que muestra las consecuencias de la invasión rusa. Esto probablemente conduce a una ira justificada y a un aumento del odio entre grupos. Por otro lado, las redes sociales significan que todos están ahora a muy poca distancia unos de otros, incluidas las personas de grupos en conflicto. Uno podría teóricamente plantear la hipótesis de que las redes sociales podrían acercar los puntos de vista entre sí. En el caso de los acontecimientos actuales, las redes sociales podrían hipotéticamente hacer que los ciudadanos ucranianos humanicen a los soldados rusos de 18 años capturados y, a la inversa, los ciudadanos rusos podrían ver las trágicas consecuencias de las acciones de su presidente. Por supuesto, sospecho que el primer canal prevalece y que las redes sociales probablemente crean más división. Pero aún más, los ucranianos y los rusos usan diferentes plataformas de redes sociales (los rusos usan predominantemente VK, que está prohibido en Ucrania), lo que probablemente exacerba esta dinámica.
– ¿Otros tipos de conflictos diplomáticos (diferentes de las guerras) podrían tener efectos como los descritos anteriormente?
Las guerras son definitivamente diferentes y más severas. Pero los conflictos diplomáticos también pueden ser importantes para la economía. Una forma clara a través de la cual importan es a través de los boicots de los consumidores. Por ejemplo, la investigación económica muestra que los consumidores estadounidenses disminuyeron su demanda de productos que suenan franceses durante la disputa entre Estados Unidos y Francia sobre la guerra de Irak, ¡incluso si esos productos se fabricaron en los Estados Unidos! Estos efectos son más fuertes en el sector de bienes de consumo, pero, dependiendo del contexto, también se pueden encontrar para los bienes intermedios.
– ¿Y qué pasa con otros tipos de choques exógenos como los desastres naturales?
Los desastres naturales son un poco diferentes. Por definición, son traídos por la naturaleza, aunque a veces con un elemento humano. Pero hay varias implicaciones de eso. Primero, hay menos incertidumbre sobre un terremoto una vez que ocurre: es poco probable que el mismo terremoto afecte a más territorios como lo harían los militares de otro país. También es probable que no cause odio o desconfianza entre grupos. A diferencia de los eventos naturales, los conflictos a menudo causan conflictos futuros, y tales «trampas de conflicto» son difíciles de superar. Estas son algunas de las diferencias inmediatas que vienen a la mente.
¿Qué sucede con las áreas geográficas que sufren represión extranjera durante las guerras?
Uno de los puntos que destacamos en nuestra investigación es que, políticamente, la represión extranjera puede tener efectos diferentes a los internos. La represión interna crea desconfianza y apatía política duradera, lo que hace que sea más probable que el régimen político se quede atrapado en un equilibrio autoritario en el futuro. Pensemos en la URSS de entonces y en Bielorrusia ahora. La represión extranjera también podría conducir a eso, pero también podría consolidar a la nación en torno a una idea de resistencia. Por ejemplo, muchos países del antiguo bloque soviético parecen haber desarrollado una fuerte ideología antisoviética. Nuestra investigación sobre la anexión nazi en el norte de Italia sugiere que la ocupación extranjera ha llevado a un menor apoyo a los partidos centristas y al status quo y una mayor desconfianza en el establecimiento político incluso 30 años después de la guerra.
– Sobre la base de su investigación, ¿Qué deben hacer las empresas chilenas en respuesta a la guerra en curso entre Rusia y Ucrania?
La guerra dañará gravemente los vínculos comerciales entre Rusia y Ucrania, al menos los que sobrevivieron a las secuelas de la anexión de Crimea en 2014. Esto probablemente creará oportunidades para las empresas extranjeras en el mercado ucraniano. También podrían ver si las empresas ucranianas producen algo en lo que podrían estar interesados; ahora que hay menos demanda de Rusia, por lo que podrían conseguir mejores precios.